Elige limones frescos y firmes: Asegúrate de que estén en perfecto estado, sin golpes ni partes blandas, para que puedan durar más tiempo.
Almacénalos en el refrigerador: Colocar los limones en el refrigerador, específicamente en el cajón de frutas, ayuda a mantener su frescura por más tiempo. El frío retrasa el proceso de descomposición.
Guárdalos en una bolsa hermética: Coloca los limones en una bolsa de plástico hermética o en una bolsa con cierre tipo Ziploc. Antes de cerrarla, saca la mayor cantidad de aire posible. Esto evita la pérdida de humedad y ayuda a que los limones se mantengan frescos.
Opcional: usa envoltura de cera o papel encerado: También puedes envolver cada limón en papel encerado o de cera y luego guardarlos en la bolsa hermética. Esto les da una capa extra de protección y ayuda a retener su humedad natural.
Usa un frasco de vidrio con agua (método de almacenamiento en agua): Otro método efectivo es colocar los limones en un frasco de vidrio lleno de agua y guardarlo en el refrigerador.
Cambia el agua una vez a la semana para mantener su frescura. Este método ayuda a mantener la humedad en los limones, conservándolos frescos y jugosos hasta por tres meses.
Siguiendo cualquiera de estos métodos, podrás disfrutar de limones frescos durante más tiempo sin que pierdan su jugo o sabor.